Hacia una Economía Circular (ISO)

Catherine Chevauché lidera el frente de ataque por la economía circular. En esta ocasión, nos explica la magnitud del desafío y cómo podemos afrontarlo.

La economía circular se considera un pilar de la acción por el clima. A diferencia del modelo lineal de producción y consumo, que se desarrolla en las etapas «tomar, hacer, eliminar», la circularidad permite minimizar el agotamiento de las materias primas a través de la reutilización y la reducción de los desechos, el agua y la energía.

Por primera vez se esta redactando un conjunto de Normas Internacionales enfocadas en la economía circular; que ofrecen una definición y marcan cómo hacer la transición y cómo medir el éxito.

Chevauché trabajaba para hacer realidad la economía circular mucho antes de que fuera un concepto conocido. Tiene experiencia con las normas y la sostenibilidad, ya que ha trabajado con corporaciones y gobiernos locales para garantizar la recuperación y reutilización del calor y las aguas residuales. En Suez (y antes de su fusión con Veolia), trabajó en el desarrollo de una estrategia de organización para reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030, en línea con las metas climáticas internacionales.

La posibilidad de trabajar con ISO surgió cuando el gobierno francés propuso estipular un conjunto de Normas Internacionales para la economía circular; no lo dudó ni un segundo. «Estaba muy interesada en esta tarea, ya que estoy plenamente convencida de que debemos hallar un modo alternativo de producción y consumo para plantar cara al cambio climático», afirma Chevauché. Ahora, lidera el desarrollo de normas ISO destinadas a ayudar a que las organizaciones «entiendan los desechos como un recurso».

Acelerar los acontecimientos

Chevauché propuso un planteamiento distinto de cara a la elaboración de un nuevo paquete de normas. Considera que el comité debe actuar con premura para responder a la «emergencia» ambiental. Por ello, está trabajando con ISO para que las tres normas se elaboren en paralelo, y no de forma sucesiva. La primera define los principios de la economía circular; la segunda explica la transición del modelo de negocio lineal al circular para las organizaciones; y la tercera establece cómo evaluar la circularidad a distintos niveles. ISO respalda el desarrollo de este paquete completo de normas en un período acelerado de tres años. «ISO es consciente de que debemos actuar con urgencia, y ha sido un gran apoyo», afirma.

Chevauché sabe que conseguir que decenas de países sigan este nuevo paquete de normas en tan solo tres años será todo un desafío. Además, la economía circular es un concepto relativamente nuevo con una implementación limitada en el mundo real: el último Circularity Gap Report desvela que solamente reutilizamos el 8,6 % de los recursos que extraemos de la Tierra.

La transición de la economía lineal a la circular implica pedir a las organizaciones que cambien los principios que llevan rigiendo sus operaciones desde la Revolución Industrial, economía circular de veras es un nuevo paradigma, y costará implementarlo porque cambia muchos aspectos de la vida de una organización», afirma.

Conseguir la participación de todos

Como líder de esta labor, Chevauché destaca la importancia de asegurarse de que las normas sean justas y relevantes para todos los países, y de ahí que las funciones de liderazgo deban estar en manos de representantes repartidos por toda la geografía. Un total de 89 países de 5 continentes ocupan funciones dentro del comité técnico, y se espera que muchos de ellos asistan a la próxima reunión que se celebrará este año en Kigali, Ruanda. «Sin lugar a dudas, creo que tenemos que insistir e implicar a tantos países como sea posible», afirma. «Nuestra intención es reunir a las personas para animarlas a pensar y actuar juntas».

Chevauché considera que la colaboración internacional es la clave para la elaboración de un conjunto de normas para la economía circular. Su foco está en alinear a los expertos y conseguir que el paquete de normas esté publicado a principios de 2024. «Tenemos que poner sobre la mesa algo nuevo, algo que merezca la pena», comenta. «La comunidad global nos necesita para tomar medidas que fomenten un futuro sostenible y respetuoso con el medio ambiente».

Una vez que las normas estén publicadas, explica, las organizaciones ya no podrán poner el desconocimiento del significado y el funcionamiento de la economía circular como excusa para no abandonar el modo de producción y consumo lineal y no sostenible. Tenemos por delante un importante desafío, pero será todo un hito en la transición hacia la circularidad.

Fuente: www.iso.org