Cómo construir economías futuras sostenibles

Los IPJ nacieron a raíz de la crisis económica de 2008. Ahora, estos modestos códigos financieros se prestan a ayudarnos a afrontar la crisis climática.

El mundo ha aprendido por la vía dura que contar con un sector financiero estable y transparente redunda en interés de todos. Tras la crisis financiera de 2008, se reconoció que la naturaleza sumamente opaca y enrevesada de algunos productos financieros, organismos y mecanismos fue un factor contribuyente. Un mosaico de normas en diferentes países y centros financieros hacía difícil, largo y costoso identificar todas las personas jurídicas o empresas implicadas en las transacciones financieras, lo que a su vez facilitaba el fraude y el abuso del mercado y complicaba el cálculo del riesgo financiero.

La belleza del IPJ radica en que elimina cualquier ambigüedad.

A modo de respuesta, el G20 reconoció la necesidad de mejorar la transparencia de las transacciones financieras mundiales, y pidió ayuda al Consejo de Estabilidad Financiera (FSB, por sus siglas en inglés). El resultado fue la creación del Identificador de Personas Jurídicas: un código exclusivo que identifica a empresas y entidades individuales.

Este código se mostró crucial y funcionó en todos los países y sectores, reduciendo la opacidad de las redes financieras interconectadas del mundo. Se creó el Sistema Global del IPJ y el primer IPJ se emitió en 2012.

La belleza del IPJ radica en que elimina cualquier ambigüedad. Se asigna un identificador (algo parecido a una huella financiera) a cada empresa suscrita al programa. Este código alfanumérico de 2o caracteres se genera basándose en una Norma Internacional (SO 17442) y contiene información acerca de la entidad, por ejemplo, su nombre y propietarios. Todos los IPJ se pueden cotejar en una base de datos pública y gratuita: el Índice de IPJ Global.

Una herramienta para la convulsión actual

Diez años después, el IPJ está demostrando tener un valor incalculable, a medida que el sector financiero enfrenta nuevamente la inestabilidad provocada por las secuelas de la pandemia, la inflación, la tormenta política y los efectos del cambio climático. Los aspectos más innovadores del sector, como las criptodivisas, también plantean preguntas en torno a la confianza y las salvaguardias. En este contexto, la transparencia es más importante que nunca, y los IP) pueden ser de ayuda.

Economías Sostenibles

Las autoridades estadounidenses y europeas exigen ahora a las corporaciones el uso de los IPJ en sus informes financieros, y también son obligatorios para todas las empresas que operan en valores. Los IPJ facilitan la identificación de las entidades financieras en un amplio espectro de contextos: no solo en las transacciones, sino también en la incorporación de clientes, la notificación del cumplimiento y el monitoreo de riesgos. El uso de IPJ también supone un aumento de la calidad y la precisión de los datos financieros, lo que sitúa a las autoridades en una mejor posición a la hora de evaluar riesgos, identificar tendencias y adoptar medidas correctoras. Un estudio realizado por McKinsey también revela que los IPJ podrían ahorrarle al sector bancario global hasta 4000 millones de USD, gracias a su eficiencia mejorada.

De cara al futuro, las innovaciones tecnológicas podrían facilitar como nunca el uso de estas huellas. El IPJ «verificable» (IPlv) es un nuevo homólogo digital del IPJ que permite identificar la identidad de forma totalmente automática, lo que ahorra tiempo y reduce el error humano.

No obstante, el sector financiero actual no es el único que prevé beneficiarse de un mayor uso de los IPJ. Se han identificado como una herramienta clave en la construcción de economías futuras sostenibles, que se basarán en datos claros y precisos para enfrentar las amenazas relacionadas con el clima y aprovechar las oportunidades.

El sector financiero desempeña un papel fundamental en la acción por el clima.

El mayor desafío inmediato: la crisis climática

El sector financiero desempeña un papel fundamental en la acción por el clima, pero las finanzas climáticas siguen siendo un importante desafío. No solo los países más ricos no destinan suficientes fondos para apoyar el desarrollo sostenible en el hemisferio sur, sino que el acceso a la financiación climática puede traducirse en navegar por todo un enredo de programas que, en última instancia, está frenando las partidas presupuestarias relacionadas con el clima. Más allá del financiamiento sostenible, hay otros muchos problemas que tratar. Entre ellos se encuentran la reducción del costo de los préstamos verdes, la reconceptualización de la deuda relacionada con el clima para los países más pobres, el cálculo de las reparaciones de las pérdidas por el cambio climático y la garantía de una transición climática justa. Al mejorar la transparencia y posibilitar unos datos financieros más precisos, los IPJ pueden tener su papel en la resolución de todos estos desafíos.

Este potencial ha sido destacado recientemente por el FSB: «El IPJ es una pieza clave para mejorar los datos financieros, por ejemplo, para apoyar una agregación más precisa y oportuna de los datos acerca de una misma entidad, pero procedentes de diferentes fuentes, especialmente a través de las fronteras. Incorporar el IPJ de las contrapartes de las instituciones financieras a las plantillas de notificación de datos podría contribuir a aumentar la confiabilidad de los datos relacionados con el clima utilizados y notificados por las instituciones financieras».

En particular, el FSB señaló cómo la expansión de iniciativas como el IPJ podría ser un catalizador en la identificación de los riesgos relacionados con el clima para el sector financiero, que van desde los fenómenos meteorológicos extremos inducidos por el cambio climático hasta los impactos de las transiciones energéticas desordenadas (que pueden dejar costosos activos varados a su paso).

Junto con otras normas ISO elaboradas explícitamente para favorecer las finanzas sostenibles -como ISO 32210 y e ISO 14093-, la norma ISO sobre el IPJ puede reducir la fricción, el riesgo y la opacidad en los mercados mundiales. 

Como tal, tiene un papel importante y de gran alcance para ayudar al sector financiero a combatir el cambio climático.

Una mirada al futuro

En los próximos años, aumentará la presión sobre los agentes del sector financiero para que actúen con el fin de crear confianza y transparencia en cada transacción. La crisis financiera de 2008 nos enseñó que el sector financiero no opera de forma aislada, sino que está interconectado con todas las demás realidades del planeta. Alberga el potencial de provocar devastación cuando la situación se descontrola, pero también el potencial de ayudar a resolver los desafíos mundiales, entre ellos el cambio climático como prioridad número uno.

Fuente: www.iso.org